miércoles, 14 de octubre de 2009

¿Por qué se deja de amar?

Claudia Campos.MHS
Así como un día conocemos a una persona y de manera mágica e inexplicable nos enamoramos de ella, también puede suceder que la dejemos de amar y no siempre se encuentra una explicación clara y lógica para lo que esta sucediendo. En este sentido el amor y el desamor son sentimientos caprichosos.
Algunas veces, desde luego, hay razones suficientes para dejar de amar a una persona, pero en muchas otras, el desamor nos sorprende y no encontramos razón alguna, aparente. En este sentido las mujeres somos más perceptivas y podemos darnos cuenta antes que el hombre que la llama del amor sé esta apagando.
Son múltiples las formas en la que una mujer se da cuenta que el amor llego a su fin y que los sentimientos que le inspiraba su pareja se han esfumado para siempre.
Unas lo saben porque las enfurece lo que él va a decir, aun antes de que haya abierto la boca; otras porque sus caricias empiezan a resultarles insoportables, y otras porque se dan cuenta que lo que ella consideraba que eran las grandes virtudes de él se han convertido en hábitos que ahora la irritan sobremanera y no los puede soportar.El descubrimiento de ese repentino desamor es una experiencia dolorosa que nunca resulta fácil de manejar. A pesar de que casi siempre se considera como víctima a la persona que han dejado de amar. La realidad es que dejar de amar suele también ser una gran tortura, sobre todo cuando hay un matrimonio de por medio. La voz insistente que nos dice que ya no amamos a la persona a la que se suponía que íbamos a amar hasta el fin de nuestros días puede llegar a convertirse en un verdugo, muy difícil de resistir.
Pero a pesar de todo, el desamor existe, es una realidad que no podemos negar y una señal inconfundible de este sentimiento, es cuando usted deja de admirar y respetar a la persona que en un pasado no muy lejano, amo.


Psicóloga Clínica, Sexóloga y Consejera de Pareja. 240-426-3756

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Las mujeres también son infieles

Claudia Campos. MHS

Por lo general, las personas no se casan pensando que van a tener una relación con alguien diferente de su pareja y, sin embargo, las investigaciones reportan que cerca del 37 por ciento de los hombres y 29 por ciento de las mujeres han tenido al menos una pareja por fuera de su matrimonio. La mayoría de las personas casadas se han sentido alguna vez fuertemente atraídas por alguien diferente de su pareja. Estos sentimientos son comunes y habitualmente no hacen daño, pero cuando alguien decide pasar a la acción, esta dando un paso que puede cambiar su vida. Hacerlo o no, es ante todo una elección.
¿Qué puede llevar a una mujer a dar ese paso? Pueden ser muchas razones. Mencionare algunas, así usted podrá deducir que necesita fortalecer en su matrimonio para reducir los riesgos.
Está realmente molesta con su esposo porque la hace sentir poco valiosa y atractiva.
Está insatisfecha con su relación de pareja por que: sus relaciones sexuales no son buenas, comparten poco tiempo o este no es agradable, se siente criticada, ignorada o maltratada.
Está disgustada e inconforme consigo misma pues siente que no ha hecho lo que desearía y que su esposo no la ha apoyado, o que la ha limitado.
Su marido le fue infiel y usted le guarda aun resentimiento por ello.
No pueden charlar amigablemente, no se siente escuchada ni percibe interés en sus conversaciones.
A veces, sin que nada especial este ocurriendo en el matrimonio, la mujer tiene curiosidad o deseo de hacer algo especial solo para ella misma, o se deja llevar por una ocasión llamativa. No hay formula infalible.
Lo mejor es tratar de llevar una vida de pareja en las mejores condiciones, hacer claridad sobre los compromisos mutuos en cuanto a confianza, honestidad y fidelidad y procurar ser consecuentes con estas premisas en su diario vivir.


martes, 26 de mayo de 2009

Y Tu Suegra ¿Qué Tal?

Claudia Campos. MHS
Desde la antigüedad es de sobra bien conocida la emblemática figura de la suegra, los miles de chistes y cuentos sobre este personaje. La pregunta seria ¿realmente tienen merecida tan mala fama?. Seguramente la mayoría de las personas contestarian que sí, pero quizás deberíamos analizar las cosas con más detenimiento. Y es que parece que la suegra casi que cae mal, antes de conocerla, tal vez porque estamos demasiado acostumbrados a colgar etiquetas.

Es cierto que asi como existen suegras encantadoras, amorosas, aliadas y respetuosas. Hay otro grupo que parece no serlo mucho. Y esto tiene que ver tambien
Pero claro, las cuestiones materiales son más fáciles de resolver, los amigos podemos verlos por separado, pero la familia de nuestra pareja, en mayor o menor grado no tenemos más remedio que aceptarla, y quizás si ponemos un poquito de nuestra parte, hasta podemos llevarnos una sorpresa.
Puntos claves para llevarte bien
Sé respetuosa y educada con ella, al igual que lo serías con una visita o con un extraño, no pienses sólo en ella como la madre de tu pareja.
Ante sus críticas, contéstale con educación y no las tomes muy en cuenta.
Valora sus consejos, y si sigues alguno de ellos, házselo saber, eso creará buen ambiente entre las dos.
Ten siempre bien presente que en su casa manda ella, pero en la tuya mandas tú, no hace falta que seas brusca ni se lo digas así de claro, aunque si debes mostrarte firme con tu comportamiento.
Si es inevitable hacer alguna puntualización al respecto, es preferible que hable tu pareja, pues entre madre e hijo, todo resulta más fácil, y sobretodo menos violento.
No la culpes nunca de las malas costumbres de tu marido.
No hagas comparaciones entre tu madre y tu suegra, y procura que ambas se sientan en igualdad de condiciones ante vuestra vida en común, como ir a visitarlas, invitaciones a comer, dejarlas al cuidado de los niños, etc.
Procura ser amable con ella, una invitación a comer, una llamada telefónica para felicitarla en los días señalados y un pequeño regalo de vez en cuando, puede hacer auténticos milagros.
Trátala con asiduidad, es la mejor manera de conoceros y respetaros, para así poder crear un clima de confianza mutua.
Descubre la manera de seducirla, y recuerda que seguramente ella es mayor para cambiar sus costumbres y su manera de ser.
Y por último recuerda: si es imposible mantener una buena relación con tu suegra, esa señora no tiene nada personal contra ti, sino con la esposa de su hijo, sea quien sea.
Espero que esta serie de recomendaciones te sean de utilidad para mejorar las relaciones con tu suegra, en la mayoría de las ocasiones esos pequeños roces que se tienen son debidos simplemente por la diferencia de edad o de costumbres.
Ella simplemente quiere lo mejor para su hijo, al igual que tú lo querrás para los tuyos, y no deseas compartir a tu pareja con nadie, ni mucho menos que nadie se inmiscuya en vuestros asuntos, ya sean personales, domésticos, o relativos a la educación de vuestros hijos, que al fin y al cabo es como debe ser.
Podríamos decir que la suegra ideal es aquella que siempre está dispuesta a echar una mano a su nuera, pero sin exigencia alguna, ¿no crees?
Claudia Campos. Psicologa Clinica. Sexologa. Terapista de Pareja.

miércoles, 20 de mayo de 2009

¡Los Hombres No LLoran!

Claudia Campos .MHS
Para entender la sexualidad masculina es necesario, primero, entender el papel que la sociedad ha dado a los hombres. Al hombre se le inculca, desde muy pequeño, que debe imponerse por la fuerza; que debe conquistar sus triunfos activamente; que es superior a la mujer en todos los sentidos, menos en su capacidad paternal y en su capacidad afectiva; que debe mantener a la familia económicamente y, por tanto, debe dedicar gran parte de su energía a ser productivo en el área laboral. Nuestra sociedad no aprecia al hombre por lo sensitivo ni lo emocional sino por su fuerza física y su valor "económico". Al varón se le enseña a no expresar sus emociones, no se le permite llorar, arrullar a un bebé, mostrar sensibilidad o miedo. Tampoco se le permite servir a una mujer o ayudarla en los quehaceres domésticos. Las expectativas sociales convierten al hombre en un agresor sexual mientras a la mujer la hacen pasiva y receptora. El hombre, en nuestra sociedad, es visto como muy sexuado y la mujer como poco sexuada. Todos estos patrones sociales han hecho que los hombres así como nosotras las mujeres sufran las consecuencias de la poca informacion sexual que se les ha dado.
Por ejemplo, cuando un joven experimenta su primera eyaculación sin saber lo que ésta significa y no pregunta por vergüenza, queda en él la sensación de que la eyaculación es simplemente una sensación de placer y no la relaciona con la paternidad; dejando un vacío de conocimientos muy difícil de llenar. Igualmente, no es raro aún en esta época, oír en algunos hogares que el padre lleva a sus hijos varones a un prostíbulo para que se inicien sexualmente. O que se les presiona para que tengan relaciones con varias muchachas, manteniendo así la idea que los varones deben tener relaciones sexuales a toda costa y que para ello no es necesario el afecto. Estas experiencias de sexualidad usadas como expresión de "capacidad" en vez de afecto hacen que los hombres aprendan a ser "egoístas" en sus relaciones sexuales con las mujeres, es decir, a no considerar a la mujer como una persona sexual y a creer que su propio placer es más importante que el de la mujer durante la relación sexual. Esta forma de aprendizaje sexual a hecho mucho daño tanto a hombres como a mujeres; ya que ambos buscan compartir con parejas que puedan ofrecerles tanto un disfrute sexual como una seguridad emocional. Por eso debemos convencernos de que la esencia emocional y sexual del hombre y la mujer son idénticas: ambos necesitamos dar y recibir afecto tanto emocional como físico.
Claudia Campos. Psicóloga Clínica. Master en Sexualidad Humana y Pareja.

miércoles, 13 de mayo de 2009

¿Qué hacer frente a la primera relacion sexual de los adolescentes?

Claudia Campos. MHS.
Cuando nuestros hijos/as se convierten en adolescentes, los padres y madres deberíamos estar preparados para enfrentar muchas de sus inquietudes con respecto a su sexualidad.
Una de las preguntas que muchos jóvenes se hacen es: Cuál es la edad ideal para tener relaciones sexuales?
Y la verdad es que son pocos los que se atreven a preguntar abiertamente a sus padres y madres acerca del tema.
Por eso debemos adelantarnos a sus inquietudes y desde muy niños/as, en particular entrada la adolescencia debemos forjar valores sólidos, estimularlos a sentirse seguros, a conocer los hechos igual que los riesgos y a tomar decisiones oportunas y responsables, estas serán buenas luces en sus caminos.
Lo primero que se debe aclarar es que no existe una edad en la que sea indispensable tener relaciones sexuales. Lo que deben existir son decisiones adecuadas y responsabilidad al iniciarlas.
Para ello debemos ayudarlos a conocerse, a conocer sobre las relaciones con los otros, a entender las necesidades sexuales y a tomar posiciones claras y actuar coherentemente sobre ellas. Los padres y madres tenemos el derecho de darles a conocer nuestros criterios acerca de las relaciones sexuales en los jóvenes, pero tratar de imponerlos es correr el riesgo de ser ignorados.
Igualmente debemos estar alertas y enseñarles a rechazar las presiones del medio que los rodea y los conduce a que vivan una sexualidad de cualquier manera.

¿A QUE SE ENFRENTAN NUESTROS HIJOS/AS?

Son múltiples las presiones a las que a diario se someten nuestros hijos e hijas, para que inicien su vida sexual, muchas veces sin medir las consecuencias y riesgos que esta decisión trae consigo:

· Presión de los amigos/as que alardean sobre sus hazañas sexuales, (la mayoría de las veces imaginarias) haciendo sentir a los demás como tontos e inexpertos.
· Presión del padre o pariente que pretende iniciar al varoncito en una relación con una desconocida, con la idea de que así “se convierte en un hombre”.
· Presión de los medios de comunicación que muestran jóvenes activos sexualmente con hermosas mujeres en fantásticas relaciones.
· Presión de las canciones y películas que hablan de las maravillas del sexo fácil y sin afecto.
· Presión de ellos mismos en su prisa por aprender.
· Presión de la pareja para que den la “prueba de amor”.

Hablar con nuestros hijos/as acerca de estas influencias y la manera como ellos/as pueden tomar decisiones por si mismos y no por presiones, es una herramienta clave, para que llegado el momento tomen la mejor decisión para ellos/as. Que aprendan sobre el sexo puede ser positivo si esto lleva a que se haga en condiciones que permitan que realmente sea una buena experiencia. Que entiendan que el amor se puede demostrar de muchas maneras, entre ellas entendiendo que la pareja puede no estar preparada para tener relaciones sexuales y respetar esa decisión.
Claudia Campos. Psicóloga Clínica. Master en Sexualidad Humana y Pareja.

miércoles, 6 de mayo de 2009

El Poder del Tacto

Claudia Campos.MHS
La idea de compartirlo todo, hace que los amantes imaginen que sus sentidos son idénticos: ven el mismo arco iris, huelen la misma rosa, saborean el mismo vino, oyen la misma melodía. Pero aunque los sentidos de hombres y mujeres funcionan de manera semejante, existen diferencias en la forma que unos y otras interpretan lo que tocan, ven, huelen, gustan y oyen.
El concepto de erotismo varía enormemente de un individuo a otro. A veces es preciso explorar un poco para descubrir lo que verdaderamente excita a uno y a otro, ya que durante la relación sexual no son cinco los sentidos que entran en acción, sino diez. Los cinco sentidos suyos y los de su pareja.
Investigar lo que realmente encanta a sus sentidos y a los de él puede volver más intenso el placer.
Las regiones del cuerpo donde se concentran más terminaciones nerviosas y vasos sanguíneos son las que ofrecen el mayor potencial para la estimulación sexual.
Para la mayoría de las personas, los genitales, los lóbulos de las orejas, los senos, la región glútea y la parte interna de los muslos son regiones obviamente erógenas. Pero para muchos, también lo son el cuello, las palmas, los pies y el vientre. Mas hombres que mujeres consideran sus muslos como una zona erógena.
La secuencia del tacto también puede tener un poderoso efecto erótico. Por lo general se consigue mayor estimulación si se comienza acariciando las partes menos sensibles del cuerpo, para pasar luego a las más sensibles. Empezar de inmediato con estas ultimas puede apagar el deseo.
Igualmente existen diferencias en la manera en que hombres y mujeres les gusta que los toquen. Las mujeres parecen mucho más sensibles a la presión en la piel. Aunque no tardan más que los hombres en excitarse, como comúnmente se cree, muchas prefieren caricias suaves al principio del encuentro amoroso, debido a una mayor sensibilidad. Pero como las personas generalmente tocan a sus amantes del modo que les gusta que las toquen, tal vez usted necesite mostrarle a su pareja cuanta presión desea.
Nuestra capacidad para entender el mensaje erótico de otro es tan grande que el simple hecho de que un hombre mire a una mujer con un claro propósito sexual hace que ella se sienta acariciada. Pero de algo podemos estar seguras y es que un toque, una caricia sin contenido amoroso no excita a nadie.

Claudia Campos. Psicóloga Clínica. Master en Sexualidad Humana y Pareja.

jueves, 30 de abril de 2009

El arte de discutir

Claudia Campos. MHS
La divergencia no es de sexos, es humana. Con esta expresión quiero hacer referencia a lo humano que resulta el desacuerdo, el conflicto, el gesto contrariado y los malos entendidos. Basta que dos seres humanos estén juntos, no importa su sexo para que se establezcan y se coloquen en un mismo espacio las diferencias entre ellos. Diferencias que se dan por razones genéticas, culturales, ambientales, de raza, de personalidad y de particularidades de cada uno. Y con mayor razón cuando se trata de dos seres humanos que comparten la cotidianidad: ya que está trae consigo múltiples alegrías pero también tristezas, angustias, cansancio, discusiones y conflictos.
Pero no siempre las discusiones son sinónimo de peleas irreconciliables. Es mas si aprendemos a discutir, estas pueden ser muy productivas para la pareja. Pero es importante tener en cuenta algunas reglas generales que nos pueden servir a la hora de discutir y poder así llegar a tener una conversación exitosa.
La regla de oro número uno Piense antes de hablar. No “descargue” en su pareja todo su enojo sin detenerse a pensar un instante. Antes de hacer un reproche o levantar el dedo acusador, mejor exprese genuinamente sus sentimientos antes de tratar de suponer los del otro. Deje de lado el estilo agresivo, irónico y prepotente y reemplácelo por un tono más cordial. Dialogar es intercambiar ideas, opiniones y sentimientos; no significa competir. Y para ello es importante antes de empezar a discutir, asegurarse de que su pareja esté dispuesta a escuchar, de lo contrario, gastará tiempo y saliva inútilmente. Discúlpese cuando se equivoca. Deje de lado su orgullo es importante que reconozca su error y lo exprese en forma clara y con humildad.
Recuerde que en este dialogo no existen ganadores o perdedores, sino personas que en ocasiones ceden y en otras consiguen el apoyo del compañero. Busque permanente el equilibrio en el que ninguno se sienta manejador del otro ni manejado por él.
Claudia Campos. Psicologa Clinica. Master en Sexualidad Humana y Terapia Pareja.