lunes, 10 de marzo de 2008

Había una vez...

SEXUALIDAD Y MUJER

Claudia Campos. MHS

"Había una vez..."
Durante muchos años nos educaron contándonos cuentos acerca de mujeres que dormían un largo sueño hasta que un varón, príncipe y valiente, llegaba; se acercaba, nos veía "hermosas", nos tocaba con su varita mágica y solo entonces nosotras, mujeres, comenzábamos a vivir... "
Y se casaban, eran felices y comían perdices”. En general el cuento terminaba allí.
Por otra parte la realidad era que si alguna de nosotras quería estudiar mas allá de nuestra escuela primaria o secundaria, nuestros padres, "que sabían", nos miraban sonrientes diciéndonos: " Una mujer no necesita saber, estudiar no te servirá porque pronto te casaras y tu principal función estar en atender a tu marido. Siempre es mejor no saber mas que él, tener hermosos hijos y educarlos"... Quiere decir que somos educadoras sin formación, transmisoras de conceptos sobre los que no hemos reflexionado y que en general perpetúan valores que a nosotras, las mujeres, nos disminuyen, nos esclavizan y nos hacen sufrir.
Me pregunto, ¿si estaremos criando a nuestros hijos e hijas en forma diferente en contenidos y formas a los que fuimos criadas nosotras? Pues durante siglos nos creímos todos esos cuentos en los cuales el varón nos daba vida, alegría, placer, conocimiento de nuestro cuerpo: el nos daba un beso y algún resorte nos hacia mujeres muy felices para siempre...
Por fortuna este cuento se acabó. Y se acabó porque la vida, la realidad, nos hizo sentir y saber de manera muy diferente: no hay príncipes, ni los queremos. Los varones no siempre nos hacen vibrar porque saben muy poco de nosotras como personas, de nuestro cuerpo, y de nuestras reacciones. Porque para algunos de ellos, hasta ahora, somos algo así como complementos que necesitan para crecer mejor en lo público y para ser mejor atendidos "por empleadas" en lo privado.
También hemos comprendido que para nosotras estudiar es muy necesario y que hay que terminar con la injusticia de que en el mundo de cada 100 analfabetos alrededor de 70 son mujeres, que para educar hay que tener acceso a la educación en todos los niveles; que hay que erradicar todo analfabetismo, incluso el sexual.
Nosotras las mujeres perdimos conciencia de nosotras mismas, lo que queremos, nuestros deseos, nuestro crecimiento, nuestro cuerpo, para ser "despertadas" por otro y ser "despertadoras" de otras personas.
Este mundo nos da miedo, pertenezcamos a la clase social a la que pertenezcamos: el mundo público nos es desconocido.
Por eso debemos luchar para integrar nuestra vida privada a nuestra vida pública. Porque lo privado también es político. De nada sirven las reivindicaciones que se obtengan en el afuera si no se modifica la relación en el seno de la familia: "Democracia en la calle y en la casa".
Debemos luchar para derribar mitos: hacernos personas completas y que no sigamos creyendo los cuentos que nos contaron y nos cuentan: para de esta forma recorrer el camino junto a otros creando un mundo diferente, donde la paz, la igualdad, la justicia y la solidaridad sean los valores fundamentales para hombres y mujeres que conocemos los derechos humanos que nos corresponden.

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