Claudia Campos. MHS
Para algunas personas los meses de otoño e invierno son sinónimo de cansancio, desánimo y aumento de peso a medida que los días se acortan y hay menos luz solar.
¿La razón? : “depresión invernal”.
Sin embargo muchas personas culpan de esto a la época dicembrina, a la nostalgia, la ausencia de familiares y los recuerdos de la infancia. Y aunque estos factores pueden contribuir a la tristeza y el desanimo, el trastorno afectivo de estación (TAE) es algo mas que el recuerdo o la añoranza.
El TAE es generalmente una enfermedad estacional crónica, que se caracteriza por episodios recurrentes de depresión en ciertos meses del año que alternan con períodos de estado de ánimo normal el resto del año. Generalmente las personas afectadas con este trastorno, se deprimen durante el otoño y el invierno y se sienten mejor durante la primavera y el verano. Por eso no es raro ver que la mayoría de las personas al llegar la primavera se sientan más vitales, realicen más actividad física, bajen de peso con dietas más livianas y vean aumentados sus deseos de realizar actividades al aire libre. Por el contrario, cuando los días de invierno tienen menos horas de luz solar y baja la temperatura las personas tienden a comer mas, a subir de peso y a tener menos deseos de realizar actividad física.
El dormir demasiado, antojos de carbohidratos y aumento de peso son algunas señales de este trastorno, acompañadas de las características usuales de la depresión, especialmente, una disminución en el apetito sexual, desesperanza, aislamiento social y en algunos casos pensamientos suicidas.
Estos trastornos depresivos, no pueden concebirse como resultado de una causa única, ya que afecta diferentes factores: biológicos, genéticos y psicosociales. En particular se relacionan con los neurotransmisores (sustancias químicas que transmiten los impulsos nerviosos) principalmente el conocido como melatonina, que trabaja con ayuda de la luz solar, deja de hacerlo al ciento por ciento cuando ésta disminuye; por lo que un día corto en luz o nublado contribuye a la baja en el estado de ánimo.
La buena noticia es que la gran mayoría de las personas con este trastorno responden muy bien a la terapia de luz y/o farmacológica. De allí la importancia de una buena evaluación y que un profesional de la salud mental haga un diagnóstico de TAE, ya que existe tratamiento que alivia los síntomas y hacen que esta época del año no se convierta en una pesadilla.
Claudia Campos. Psicóloga Clínica. Master en Sexualidad Humana y Pareja
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