Claudia Campos.MHS
¿Cuánto sexo es demasiado? ¿Dónde situamos el límite entre lo normal y la adicción? Realmente son preguntas complejas y difíciles de responder, ya que determinar en que momento el apetito sexual saludable se convierte en adicción exige tener una clara línea divisoria entre lo normal y anormal de la sexualidad.
No obstante lo que si debemos tener presente es que la sexualidad forma parte natural del ser humano, pero cuando el sexo se convierte en una verdadera obsesión que tiene un profundo efecto en la vida cotidiana de la persona (trabajo, relaciones de pareja, relaciones sociales, relaciones familiares, etc.) y es causa de una profunda ansiedad acompañada de sentimientos de culpa y de arrepentimiento, es cuando podemos empezar a hablar de una adicción al sexo.
Para las personas adictas sexuales, la preocupación por el sexo esta mas allá de su control; el sexo dirige sus vidas... y también las arruina. Repiten compulsivamente las mismas acciones, aun conscientes de los muchos peligros que corren al ser dominados por sus instintos sexuales.
Algunas características comunes a las personas adictas al sexo son:
• Cuando están en la búsqueda de aventuras amorosas, ningún riesgo importa para ellos, solo la necesidad imperiosa de obtener satisfacción sexual inmediata.
• La adicción tiene poco que ver con la frecuencia de la actividad sexual, es más un problema de control: la vida de estas personas esta totalmente dominada por el sexo.
• El perfil típico del sexoadicto no se limita a las relaciones múltiples de tipo heterosexual u homosexual. Incluye además otro tipo de comportamientos igualmente adictivos tales como la masturbación compulsiva, el abuso de pornografía, prostitución, líneas eróticas o Internet.
En general no es la frecuencia, sino la calidad del sexo, lo que separa al adicto sexual de las personas que son sexualmente equilibradas. Es precisamente esa diferencia sutil lo que provoca infinidad de confusiones en la población.
Independientemente de cual sea la causa, el objetivo del tratamiento no persigue que la persona renuncie completamente a las relaciones sexuales. Se trata de reconducir el comportamiento hacia unos niveles y unas pautas tales que reduzcan la angustia y la culpabilidad tan frecuentes en los sexoadictos y que su actitud hacia el sexo sea más equilibrada y positiva.
Claudia Campos. Psicologa Clinica. Master en Sexualidad Humana y Pareja
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