jueves, 24 de abril de 2008

La rutina enemiga del amor

Claudia Campos. MHS.

Un día tras otro vivido de la misma forma, el hecho de cumplir siempre con los mismos horarios y costumbres, puede transformar su vida de pareja en una relación sin vida y aburrida.
Y es que el trabajo de la casa, las dobles jornadas de trabajo, los hijos e hijas, los compromisos laborales y todas esas actividades que enfrentamos cada día, hacen que caigamos en una rutina diaria, que sin darnos cuenta trasladamos a nuestra vida conyugal. Y definitivamente hasta la pasión más grande acaba aniquilada por la monotonía, el desinterés y el aburrimiento.
Es verdad que el camino del amor no es fácil, y más si le agregamos la carga de las complicaciones diarias.
Sin embargo, existen alternativas a la hora de querer cambiar nuestra monótona y aburrida vida de pareja y salir adelante: para ello es importante aceptar que el pasado no se puede cambiar, aprender de los errores cometidos, analizar el presente y decidir trabajar para el futuro, este es un buen comienzo; sobre todo para aquellas parejas que se niegan a que el paso del tiempo opaque el amor.
La verdad es que siempre existirán obstáculos que superar, pero de eso se trata el amor, de asumirlo con todo y sus retos. La estabilidad de la pareja es frágil, incluso para quienes la construyen sobre bases sólidas.
La falta de delicadeza, de ternura, de detalles; la incomunicación, la desconsideración, son pequeñas agresiones que deterioran el vínculo amoroso.
Y un amor que no se cuida empobrece y puede ser atacado por el virus del desencanto, el aburrimiento, el desinterés sexual y muchos otros conflictos cotidianos que terminan por arruinar la relación de pareja.
Es importante detectar los problemas en sus inicios y atacarlos con la comprensión y el diálogo. Entender que la mejor manera de evitar la rutina es conservar el interés por el otro, por la intimidad y dedicarle tiempo a la pareja.
A veces creemos que tenemos cosas más urgentes que resolver, y poco tiempo para hablar con la pareja y para dedicarle una parte del día a nuestra intimidad. Y al final, siempre terminamos postergando ese espacio dedicado a nuestra pareja, o lo que es peor “hacemos el amor” como si fuera una actividad más a cumplir en el día y no como una expresión de deseo y amor.
La solución esta en que los dos se propongan hacer un cambio y hacer todo lo posible para intentarlo. Aprovechar ese ratito en que los hijos/as no están en casa y hacer el amor, esto puede resultar muy excitante para los dos. Así como también resultará estimulante dejar por unas horas a los chicos con los abuelos o amigos para disfrutar de una salida como si fueran novios.
Sólo es cuestión de poner en marcha la creatividad y la imaginación; si los dos se comprometen y se dan permiso para volver a jugar y a sorprenderse, ya habrán dado el primer paso para ganarle a la rutina.
SUERTE!!!

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